¿Y a ellos quiénes los salvan?

Las comparaciones son odiosas, y más cuando el resultado de estas duele: Perú, el país con más de 30 millones de habitantes, cuenta sólo con 202 compañías de Bomberos; mientras que nuestro vecino sureño, Chile, con 13 millones de habitantes, posee 1482 compañías. ¿Preocupados?

La última entrega de unidades fue en junio de este año, cuando el Gobierno donó 58 ambulancias y 39 cisternas, después de casi cuatro décadas.

Eso no es todo, según la Evaluación Semestral del Plan Operativo 2013, el 70 % de las compañías no cuenta con internet ni equipos de cómputo modernos. Esto implicaría, que si tuviésemos ahora mismo alguna emergencia, el envío de información de las actividades operativas se retrasaría. Además, trascendió que desde el 2011 no han adquirido equipos de protección personal.

Todas estas carencias se evidencian tras el humo que deja un incendio apagado.

A pesar que el presupuesto asignado para este año ascendió a los S/. 85’093,647, la situación del Cuerpo General de Bomberos parece empeorar.

Hace pocos días, con las mangueras parchadas y los uniformes deteriorados, más de 150 bomberos voluntarios protagonizaron en La Victoria, una escena real de heroísmo. Algunos de nuestros hombres de rojo, abandonaron su centro de labores convencional para acudir raudamente al lugar siniestrado.

Precisamente, por ese motivo, dos bomberos de la Compañía 115 Chaclacayo, fueron despedidos por sus empleadores, según denunció el comandante departamental de Lima del Cuerpo General de Bomberos Voluntarios del Perú, Alejandro León.

Y como bien dice, es tiempo que el Congreso de la República los apoye con la elaboración de una ley para que el personal, en caso que sucedan estas emergencias, no tenga problemas para salir de sus centros de labores.

“Muy pocos son los jefes que nos entienden”, confesó León en declaraciones a TV Perú. Sin embargo, horas después, se confirmaría la restitución de estos valerosos hombres a sus puestos de trabajo. ¿Presión mediática?

El texto queda corto, hemos hablado solo de los bomberos de Lima, mientras que en Arequipa, más de 180 agentes arriesgan sus vidas al usar trajes obsoletos. El drama es similar en Piura, Chiclayo, Trujillo y Cusco.

Solo hay un fuego que no se puede apagar hasta que no se haga lo correcto, hasta que no se ejerza justicia, el fuego de la conciencia. La conciencia de quienes pudiendo hacer algo, no lo hacen.

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