La economía peruana creció en junio 4,4%, en comparación con igual mes del año anterior debido a una reducción en el ritmo de crecimiento de la demanda interna que viene afectando al sector construcción, la manufactura, y en menor medida, al sector comercial. Era un resultado que ya habíamos advertido en un Ojo al Piojo anterior.
Buena parte de esta desaceleración es propiciada por los menores precios internacionales de los productos mineros, los mismos que han disminuido las ganancias de las empresas del sector y de toda su cadena. Los menores ingresos mineros han provocado que el país caiga en déficit comercial, provocando que menos dólares llegan a la economía y suba el precio de la moneda estadounidense, afectando a empresas y personas con deudas en dólares.
Junto a ello, hay otros tres factores que han afectado el crecimiento económico. Uno de ellos es la política monetaria contractiva que aplicó el Banco Central de Reserva del Perú desde fines del año pasado, la cual, se explicó, tuvo como objetivo reducir el crecimiento del crédito. Si bien el BCR ya ha empezado a dar marcha atrás en esta política (reducción de los encajes) los efectos de la reactivación crediticia se verán en los siguientes meses.
El segundo factor es el bajo fomento de la inversión. Durante el primer semestre del año fueron contados los grandes proyectos iniciados, y en una economía pequeña como la peruana, el que un año se construya un tren eléctrico y en el otro no, hace una gran diferencia en las cifras de la actividad económica.
El tercer factor es más subjetivo y tiene que ver con la confianza en el futuro de la economía. La batalla política entre el APRA, los fujimoristas y el Gobierno está afectando seriamente la credibilidad en el Gobierno, y el apoyo que los medios de comunicación brindan a los apristas hace que se magnifiquen los errores gubernamentales y se minimicen sus aciertos, contribuyendo a generar incertidumbre sobre el manejo que se hace del país. A ello también contribuyó la exagerada campaña que diversos sectores empresariales emprendieron contra el Gobierno, luego que éste pretendiera controlar el mercado de combustible con la compra de los activos de Repsol; dando como resultado que, nuevamente, se genere incertidumbre sobre el manejo de la economía.
Pero, el cuarto factor es el problema: el de la confianza en la economía que es clave para que aumenten las inversiones y se siga generando empleo. Aquí se necesitan dos milagros: Que efectivamente, el Gobierno haga mejor su trabajo; y que la oposición intente sobrevivir a las acusaciones de corrupción en su contra defendiéndose con pruebas y no provocando crisis políticas que debiliten la confianza en el país.
En realidad, las vacas no están tan flacas, pero en la economía actual, como se las ve es más importante que como están en verdad.
También te puede interesar:
Autor: Juan Vargas