Pequeñas cajas con antenas

En realidad, los teléfonos celulares ya no son ni tan pequeños y mucho menos llevan antenas visibles. Eso era lo usual durante los 90’s e inicios del nuevo milenio, cuando los celulares se empezaron a usar de manera masiva por primera vez en el país. Los viejos teléfonos móviles – modelo ladrillo, sapito, huevito, etcétera- poco a poco están pasando al olvido ante la llegada de los smartphones o teléfonos inteligentes… hasta ahí ninguna novedad.

Sin embargo, y tal cual pasó desde la aparición del primer teléfono móvil, aún existen diversos y severos críticos del uso de estos aparatos (aprovechen el fin de semana para buscar vídeos en la red sobre los “letales efectos de los teléfonos celulares”). Razón por la cual existen normativas y recomendaciones para la fabricación y uso de los teléfonos móviles en todos lados; además de regulaciones para la instalación de las torres o antenas de telefonía que hacen posible la existencia de estos dispositivos.

Por su parte, la OMS advierte que el uso de teléfonos celulares podría ser causante de cáncer cerebral pero que no hay evidencias definitivas. En un artículo publicado este mes por El Comercio hay más detalles sobre este punto:

“Las investigaciones mundiales sobre el vínculo del cáncer con la contaminación electromagnética continúan, pero no son concluyentes en si las emisiones de las torres de telefonía celular causan cáncer. Esto podría interpretarse como que tampoco hay consenso de lo contrario. Al margen de la preocupación por la salud, en este debate se están olvidando el derecho de los consumidores a la información oportuna y completa, y el derecho a la consulta de los afectados, cosa que jamás ocurriría en las democracias más sólidas del planeta.”

En nuestro país, durante la última semana, dos municipios de la capital (Magdalena y Surco) han retirado antenas de telefonía (el operativo de Surco contó con la presencia del otrora defensor del consumidor y actual congresista, Jaime Delgado). En ambos casos la sanción fue impuesta por tratarse de antenas ilegales y discretamente se hizo mención al factor contaminante de la radiación. En lo que sí se insistió es en la contaminación visual que sufren los distritos residenciales en donde se suelen instalar estas torres de telefonía.

Víctor Cruz, ingeniero con 15 años de experiencia de trabajo en la OMS, dijo lo siguiente sobre este punto: «Hay 2.500 estaciones en Lima. El detonador debe ser el impacto visual porque no se está trabajando con estándares ambientales». Para este ingeniero peruano que niega la existencia de una prueba contundente para asegurar que el uso de celulares produce cáncer, el principal problema de esta tecnología en nuestro país es su novedad y el que sea invasiva (nadie quiere tener antenas cerca a su casa).

Ojo al piojo:

– Del mismo artículo de El Comercio que comentamos en este post… ¿Lima Cancer City? (¿Lima ciudad del cáncer?).

“Incluso el siempre escéptico periodista Aldo Mariátegui se preguntó recientemente si la expansión de las torres celulares es la razón por la que la comunidad médica estadounidense llama cancer city a nuestra capital.”

– El doctor Huertas opina sobre la relación entre el cáncer y el uso de telèfonos celulares.

Autor: Redacción Ojo al Piojo

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