El Milagro y Pucalá

Este espacio se escribe desde Lima, la ciudad capital; y la gran mayoría de nuestros artículos evidencian esa suerte de centralismo -no premeditado- (aunque hay sus excepciones). Marchas y protestas, corrupción y caraduras, anécdotas varias… todas ellas, casi siempre, con Lima como escenario. Sinceramente esperamos que todos aquellos que nos leen desde el interior del país sepan entender/disculpar nuestro limeñísimo ombliguismo. Sobre todo, cuando la violencia que se vive tanto en Lima como al interior del país sobrepasa largamente lo admisible como simples “percepciones”.

Para tal fin, pretendía escribir sobre el asesinato del director del penal El Milagro en Trujillo, Jorge Izquierdo Quijano. Sobre lo absurdo de su muerte, sobre lo trágicamente cierto que resulta que nadie está libre de perder la vida en manos de un sicario. Sin que importe dónde – Izquierdo fue asesinado muy cerca del penal-, sin que se tengan en cuenta las amenazas previas, sin importar el cargo que se ostenta. Intentaba ensayar una crítica contra el sistema penitenciario sin caer en los lugares comunes que suelen acompañar artículos similares pero iba de cabeza hacia ello.

Sin embargo, mientras recopilaba información para el post me enteré de lo siguiente en Twitter: en Chiclayo, exactamente en Pucalá, Karina Delgado Mires, una profesora de la localidad, murió baleada cuando cuando estaba camino a comprar pan. La muerte de esta docente -y los dos heridos registrados hasta el momento- pudo ser evitada. Para los muchos que no le dieron click al primer enlace insertado en este post…  lo que se vive en la azucarera agro Pucalá viene de meses/ años atrás.

Trabajadores y matones a sueldo se enfrentaron violentamente durante el mes de agosto. Cuando los enfrentamientos se tiñeron de granate y desde Lima ya no había forma de hacernos los locos, Ollanta Humala aseguró tomar cartas en el asunto…

“Estamos sumamente preocupados. Hemos dispuesto que se incrementen las fuerzas del orden porque lo que estamos viendo son enfrentamientos entre la misma población civil, muchas veces azuzados por intereses económicos de alguno de los interesados.

…Y así fue, se incrementó el número de policías en la zona. Hasta que Pucalá pasó al olvido y con ello la necesidad de operativos dispuestos para las cámaras de la prensa. La muerte de Karina Delgado, una sola y trágica noticia para dejar constancia de dos problemas aún desatendidos: conflictos sociales y seguridad ciudadana.

En este país de centralismo y democracia débil, de instituciones desprestigiadas (Poder Judicial, PNP y Congreso entre las más corruptas para los ciudadanos), de crecimiento desigual, de abundantes diagnósticos y estadísticas complacientes pero escasas políticas públicas efectivas… ¿habría que esperar ver a Ollanta, Nadine y el ministro Pedraza cogoteados o encañonados por algún “gringasho” a las puertas del Palacio de Gobierno para realmente tomar cartas en el asunto?

Ojo al piojo:

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