Como muchos ya deben saber, el presidente de la República China Xi Jinping, culminó una visita de estado a nuestro país, en un hecho, que muchos analistas señalan como el fortalecimiento de la relación comercial con uno de los países más importantes del Asia. Sobre todo tomando en cuenta que el primer viaje que realizó el presidente Pedro Pablo Kuczynski fue justamente a la República Poular China.
“Lo que celebramos son dos historias culturales de miles de años con grandes hitos en cada una. Y lo que estamos viendo es la necesidad de preservar ese pasado cultural y la historia, y mirar hacia el futuro con nuevas formas culturales de intercambio”.
Aseguró luego de las reuniones bilaterales que sostuvieron ambos mandatarios.
Oscuro legado
Pero lo que muy pocos han señalado, es que el país asiático ha logrado todos estos éxitos y estabilidad económica dejando de lado todo compromiso no solo con los derechos humanos, sino también con la democracia tal y como la enetendemos por aquí.
Recordemos que China es un estado con reconocimiento limitado, y es que sus ejercicios de censura, sobre todo en el acceso a internet, la reeducación a través del trabajo forzado, las violentas represalias en la zona del Tibet, hacen que más de un país critique la falta de compromiso con los derechos humanos en ese país.
Ataque a defensores de DD.HH.
En los últimos años, las presiones contra periodistas, abogados y activistas proderechos humanos en China, se han agravado. Según Amnistía Internacional:

Pese a haber sido liberada, Wang Yu podría enfrentar la pena de muerte.
Con la detención de la abogada Wang Yu y su familia, el 9 de julio, el gobierno dio comienzo a una oleada de represión sin precedentes contra los abogados de derechos humanos y otros activistas. A lo largo de las siguientes semanas, agentes de seguridad del Estado interrogaron o detuvieron al menos a 248 abogados y activistas, muchas de cuyas oficinas y domicilios fueron registrados. Al concluir el año había 25 personas en paradero desconocido o bajo custodia, de las cuales al menos 12 —incluidos los conocidos abogados de derechos humanos Zhou Shifeng, Sui Muqing, Li Heping y Wang Quanzhang— se encontraban recluidas en “vigilancia domiciliaria en un lugar designado” como sospechosas de participación en delitos contra la seguridad del Estado.1 Esta forma de detención permitía a la policía recluir fuera del sistema formal de detención, durante periodos de hasta seis meses, a las personas sospechosas de ese tipo de delitos, a las que no se permitía acceder a representación letrada ni a sus familias. La policía sometía también a las familias a vigilancia y acoso, y restringía su libertad de circulación.
Periodistas e Internet
Ya quisieran en el país asiático como aquí acceder a publicaciones como esta, donde lanzamos severas críticas a los gobiernos de turno y al poder en general. En China eso es imposible. Existen agencias regulatorias del estado, como la Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisión que censuran los contenidos que no son del agrado del régimen:
El gobierno justifica las censuras al afirmar que sólo prohíbe el material que «ponen en peligro la unidad nacional, la soberanía, la integridad territorial, la seguridad y el honor
Y olvidate de Facebook, Youtube o Twitter, estan simplemente prohíbidos. Google puede funcionar al redirigir las búsquedas a su filiar de Hong Kong donde las leyes de restricción de flujo libre de información y censura de internet no lo alcanzan.
Pero a los periodistas no les va tan bien como al gigante de Mountaint View

Muchos periodistas en China abandonan la profesión debido a la censura.
En octubre, el periodista de investigación Liu Wei fue detenido tras haber desvelado un escándalo de corrupción en el que había implicadas autoridades del gobierno. El afamado historiador Yang Jisheng fue obligado a dimitir como director de la publicación Yanhuang Chunqiu, de ideología liberal, tras las críticas que dicha revista recibió de la Administración Estatal de Prensa, Publicaciones, Radio, Cine y Televisión por haber publicado decenas de artículos que se consideraron “contrarios a las normativas”.
Y solo son unas perlas de cómo en China se tratan ciertos temas.
Pero claro aquí en Perú eso no importa mucho y la presidenta del Congreso condecora a su máximo líder

Ah… pero si fuese Venezuela…
Es extraño que justo los más críticos con la izquierda en el Perú, calle estrepitosamente e casos como este. Y para mayor ironía es que Xi Jinping se desempeña también como Secretario General del Partido Comunista Chino, el cual (como aquí) tiene como símbolo la bandera roja con la hoz y el martillo, que no significa para nada que sea un símbolo terrorista, pero parece que uno de los más recalcitrantes representantes de la mayoría en el congreso, Héctor Becerril, calla en algunos casos y en otros se escandaliza.

“Camaradas, saluden al congresista Becerril”
Pero que se nos pase lo más importante de la visita del líder chino al país.
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Autor: Redacción Ojo al Piojo
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